Observo el movimiento externo, ajeno, el tiempo corre, nosotros corremos contra el tiempo.
Cada día es un andar vertiginoso, un encuentro de cientos de sucesos que convergen en el mismo momento y se tropiezan con la efímera existencia del hoy.
Cada instante es único, irrepetible y fugaz, ¿cuánto dura este momento?
Al final del día sólo queda la suma de miles de imágenes distorsionadas en algún rincón de mi memoria, las veo pasar lentamente
detrás de mis párpados como un recuerdo del presente que se ha esfumado segundo a segundo, en cada pestañeo.
A veces quisiera atrapar el presente, enjaularlo para admirarlo constantemente, pero no podemos detenernos, somos movimiento.