En la fotografía analógica, el velo dicroico es un fallo cometido durante el procesado
que se manifiesta en forma de manchas rojizas y verdosas en el negativo. Se debe al
empleo de un fijador contaminado o agotado cuya acidez es insuficiente para
interrumpir por completo la actividad del revelador. Como consecuencia se
forma un fino depósito de plata que aparece rojizo a la luz transmitida y verdoso a la reflejada.
Hace unos días llevé a revelar a un estudio fotográfico de la ciudad una película
en 35mm que contenía un registro de los lugares y personas que estuve frecuentando
durante la última semana de mi intercambio en Montevideo, Uruguay. Sin embargo,
los negativos que me fueron entregados presentaban condiciones de velo, haciendo
que las imágenes capturadas en la emulsión sensible se presentarán de una forma
borrosa y poco nítida. ¿Debería descartar estas imágenes? ¿Cómo lidiar con el hecho
de que estas fotografías albergan mis memorias de despedida y se me presentan de una forma distorsionada?
El título de la serie proviene del libro de Pascal Quignard La imagen que nos
falta que habla acerca de lo que pasa después o antes del instante que la obra o
la experiencia representa. En un sentido categórico, se determina que el hombre
puede ver algo que no está, en una dimensión de la ausencia como un mundo
silencioso e inconcluso en su profunda intimidad.
A través de esta serie de imágenes planteó una suerte de alegoría a este concepto
para buscar más allá de las brumas en las que se encuentran mis fotografías, dándole
a la imaginación el poder de construir un lugar en el que se sitúa eso que nos falta.